lunes, 16 de julio de 2007

Es lunes...






De manera arbitraria, como cualquiera que hace una división de este tipo, diré que la gente puede dividirse en dos clases: los que creen en la magia y los que disfrutan demostrando que no existe. En el primer grupo están los creyentes tardíos en los Reyes Magos; en el segundo, los que se enteran muy temprano y corren a decirle al primo menso que es aún más menso por andar pensando en musarañas y elefantes orientales. De adultos, los primeros son los que no quieren saber el sexo de su bebé hasta que nazca para albergar a un ser universal por el poco tiempo que duran esos nueve meses; los segundos, los que necesitan saberlo cuanto antes para saber si hay que pintar el cuarto de rosa o de azul pastel.

¿A cuento de qué viene esto? Pues a haber leído que (una vez más) se filtran informaciones sobre el final de Harry Potter, seguramente perpetradas por alguien que se cree fan, pero que en realidad no puede serlo. Al menos no de la manera más inocente. En algún otro blog leí que eso no importa, que no importa saber el final, pues lo que cuenta es el recorrido por las letras. En parte tiene razón, en la parte literaria, al menos. Pero en la parte del encanto, del esperar hasta el final para saber qué pasa, del despertar temprano para encontrar la sala totalmente diferente a como estaba la noche anterior, ahí sí que discrepo de su opinión.


Si esos geeks necesitados de atención fueran de verdad fans de Harry Potter, esperarían hasta el día de tener el libro completo entre sus manos, prolongando lo más posible el momento de leerlo: metiendo la nariz entre las páginas para oler la tinta nueva, pesándolo, pasando hojas antes de sentarse definitivamente a leerlo. Pero no, tienen que mostrarle al resto del mundo que están más cabrones que todas las editoriales y autores juntos. Que es más importante su triunfito personal que la sorpresa generalizada con los finales inesperados.


Como ya habrán notado, yo no quiero saber en qué acaba Harry Potter antes de leerlo, no quiero que me digan que no existen los Reyes Magos, no me interesa ser la primera en saber que mataron al Capitán América; yo quiero que los pequeños destellos de magia que todavía me guarda la vida adulta en forma de sorpresas sigan así, encubiertos hasta que llegue el momento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Este jarry poter es igualito a Jorgito!
¡jajaja!
Pero cuando era jorgito cool, no el fat jorge que ahora es.
Qué mierda, los fats jorges y los güeros altos en sus relaciones reloadeadas. Hasta feos se ponen, los cabrones. Sé que no es consuelo, pero...
nosotras estamos más bonitas desde que los dejamos.
Y seguimos creyendo en babosadas como la magia. Eso es un bendito regalote.

ComandanteA / Alejandra Espino dijo...

¿Jarry Potter es igualito a Cool Jorgito o Cool Jorgito es igualito a Jarry Potter? ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Gaiman o Rowling? Jajaja...
Lo importante es que sigue habiendo magia, tanta, que hasta nos ponemos más bonitas, jajaja.